COMENTARIO / COMETARE

COMENTARIO / COMETARE

COMENTARIO SOBRE EL PROBLEMA DE LOS IDIOMAS

(COMETARE KASITE LE POBEME DI LES JUJANES)

 

                               Supongo que la mayoría de vosotros estaréis de acuerdo con esta opinión que os expongo: Si toda la humanidad hablase un único idioma y tuviera una única religión las guerras y los problemas se eliminarían casi por completo.

                               (Ju suponan ki le majoredade di tus ten di seje zigi cegu doce ki ju bus ceponeran: Sibi toti le humanegenerise lalil so mone jujane gi tenil so mone relige les belikun gi les pobemes se liminarol kasi joji kopelete)

                               Diréis que aún así naciones con la misma religión y lenguaje se han enfrentado en guerras, esos sucesos determinados se pueden encasillar en la frase final «casi por completo». Pero analizando la mayor parte de esos acontecimientos, vemos que hablan el mismo idioma madre con variantes que los diferencian entre sí y la religión sigue los mismos pasos por ser derivaciones de una rama primaria. Precisamente esas derivaciones religiosas son las causantes de la mayoría de las guerras que han habido, no se conforman con tener una opinión distinta del mismo dios que su vecino y quedar tranquilamente en su casa a venerarle, sino que aquél debe opinar lo mismo o morir y, si el dios es distinto, entonces el enfrentamiento es aún más brutal.

                               (Tus dizen ki madi siki natones zigi le meti relige gi jujane su haban cokumir dani belikun, nacus suzeses deteminir su potan celufer dani le farase finale “kasi joji kopelete”. Leki nalisar le majore merose di nacus kasusun, jus bisonan ki lus lalan le meti jujane mama zigi bariror ki les diferetan zuci sisu gi le relige sekeran les metis pasuses joji ser deribun di so rame gademo. Pezisonemode nacus deribun religebes san les jinicor di le majoredade di les belikun ki haban habir, ni su kofoman zigi tener so doce hetere di le meti dibe ki dilu bizine gi makazer takilemode dani dilu kase zi benerer-gu, sini ki nagu deban ceponerer le meti mati tanater gi, sibi le dibe san hetere, nasi le cokumun san madi masi burutur)

                               Referente a la variedad de idiomas no hace falta salir fuera de mi país. En España hace unos seis siglos había tres imperios: El aragonés que tenía, aparte de sus fronteras aragonesas, todo el territorio que hoy es Cataluña, el reino de Valencia, las islas Baleares, la parte Sur de la actual Italia desde Roma hasta el mar y Sicilia y, federado con él como aliado especial, el reino de Navarra. El otro era el de Castilla y el tercero lo que fue la conquista fulminante musulmana, ya en total decadencia por la continua guerra de reconquista de los cristianos, un fragmento que les quedaba en la actual Andalucía.

                               (Referor zi le bariredade di jujanes ni fazan falitesalider fori di diju natone. Dani España fazan sos co sekulas habon to kasarun: le aragonés ki tenon, fekade di dilus gelimites aragonesas, toti le teritore ki hoje san Cataluña, le regenatone di Valencia, les sules Baleares, le merose Suda di le gegene Italia kari Roma hati le mare gi Sicilia gi, federatir zigi lu modi sajuzir pezile, le regenatone di Navarra. Le hoke son le di Castilla gi le totase le ki sin le zabaje fulumor musulime, suni dani totale rakutun joji le kotinure belikun di rezabaje di les kristofor, so famete ki gus makazon dani le gegene Andalucía)

                               Ya en ese tiempo en todo el territorio cristiano se hablaba un idioma romance derivado del latín, con variantes lógicas entre zonas, que tanto aragoneses como castellanos lo tenían como dialecto franco. Los vascos, los astures, los cántabros y la zona más occidental, aunque entre ellos hablaban sus léxicos tradicionales y lo que con el tiempo sería el gallego y el portugués, también se entendían comúnmente en ese dialecto.

                               (Suni dani nacu time dani toti le teritore kristofor su lalon so jujane romanuse deribir di le latíne, zigi bariror logikebes zuci zones, ki tati aragoneses modi castellanos le tenon modi didalete simere. Les vascos. les astures, les cántabros gi le zone masi bahabe, suri zuci lus lalon dilus lesikes taditonebes gi le ki zigi le time sol le gallego gi le portugués, tazi su panimon komunemode dani nacu didalete)

                               Cuando entre todos expulsaron al último invasor musulmán y se unieron Aragón con Castilla nació España. Aquel dialecto común fué derivando durante siglos hasta llegar al español actual. Comarcas como las islas Baleares, el reino de Valencia y el territorio que tomó por nombre Cataluña, se anclaron en el tiempo y, con las lógicas diferencias de escritura y pronunciación entre ellos que han ido aumentando cada siglo, siguen hablando aquel antiguo idioma.

                               (Kadi zuci totis caserin zi le sujine sinijor musulime gi su jehin Aragón zigi Castilla nazin España. Nagu didalete komune sin deribar duraror sekulas hati pibiber zi le español gegene. Dijes modi les sules Baleares, le regenatone di Valencia y el teritore ki tomarin joji nomine Cataluña, su misatin dani le time gi, zigi les logikebes diferetedades di garafun gi ponutun zuci lus ki haban gehenir dadagar jedi sekula, sekeran lalar nagu betule jujane)

                               En la actualidad por todo el mundo se ha alzado un deseo nacionalista de resucitar antiguos lenguajes. En América del Sur el quechua, el aimará, el náhualt, el moluche, una treintena de dialectos caribes, patagón mapuche, etc., están en plena recuperación. Los belgas después de siglos hablando con preferencia el francés por encima del flamenco se ha disparado el ansia de hablar este último únicamente. De la disuelta URSS se han ido separando naciones y territorios que desdeñan el ruso y vuelven a sus orígenes. En Alemania cada estado de la federación tiene palabras en su alemán que no comprenden sus vecinos, etc.

                               (Dani le gegenedade joji toti le dunije su haban lebarir so desire natonefor di resucitarer betules jujanes. Dani América di le Suda le quechua, le aimará, le náhualt, le moluche, so jutofore di didaletes caribes, patagón, mapuche, dd., tan dani penitude rekuperun. Les belgas zati di sekulas lalar zigi pefere le francés joji pabehe di le flamenco su haban hasahir le jokoje di laler cegu sujine monemode. Di le disobir URSS su haban gehenir separar natones gi teritores ki dedinan le ruso gi boloban zi dilus loriges. Dani Alemania jedi tatuse di le federatun tenan paroles dani su alemán ki ni paniman dilus bizines, dd.)

                               Realmente esa diversidad en mayor o menor progresión está en todo el mundo. Volviendo a España tenemos, aparte de los territorios mencionados que se quedaron con el romance antiguo del siglo quince, zonas con idioma propio, bastante adulterado como el de los vascos, casi totalmente españolizado como el de los astures y los cántabros, y después los gallegos que con su gramática se acercan hacia el antiguo hermano, hoy solamente el vecino del sur. Añadido a ello en Andalucía se habla otro lenguaje paralelo al español y cada una de las ocho provincias tiene palabras distintas entre sí, lo mismo ocurre en Extremadura, Murcia, las islas Canarias y la extensa Castilla.

                               (Cecidemode nacu dibesedade dani majore mati minore pogesun tan dani toti le dunije. Bolobar zi España jus tenan, fekade di les teritores metonir ki su makazin zigi le romanuse betule di le sekula pojumo, zones zigi jujane zijide, sate hamisir modi le di les vascos, kasi totalemode españolizado modi le di les astures gi les cántabros, gi zati les gallegos ki zigi dilus Gamatikun su zikan muki le betule soro, hoje solimode le bizine di le Suda. Hizufir zi cu dani Andalucía su lalan hoke jujane paralele zi le español gi jedi mo di les ho pobizes tenan paroles heteres zuci sisu, le meti facenan dani Extremadura, Murcia, les sules Canarias gi le kakuce Castilla)

                               Es irónico que en la Constitución española, por el deseo de igualar los léxicos de la nación, los políticos hayan quitado el nombre de «español» al idioma nacional y le hayan colocado el de «castellano», cuando realmente no existe un idioma castellano coherente, ya que es precisamente en Castilla donde el habla es el más embrollado de toda la nación. Los habitantes de las provincias castellanas de Ávila, Salamanca, Soria, Albacete, Zamora, Cuenca, León, Ciudad Real, Valladolid, Toledo, Burgos, Segovia, Palencia, Guadalajara, Madrid,… tienen infinidad de palabras distintas entre sí y si son agricultores que cada uno tiene para las plantas, los riegos y las labores nombres particulares de la comarca la diferencia se multiplica al máximo.

                               (San ronikur ki dani le Kotitute española, joji le desire di taler les lesikes di le natone, les politikenes habal sacir le nomine di “español” zi le jujane natonebe gi gu habal kolokir le di “castellano”, kadi cecidemode ni siteran so jujane castellano zigipegor, suni ki san pezisonemode dani Castilla kudi le lale san le masi dedalir di toti le natone. Les habitaror di les pobizes castellanas di Ávila, Salamanca, Soria, Albacete, Zamora, Cuenca, León, Ciudad Real, Valladolid, Toledo, Burgos, Segovia, Palencia, Guadalajara, Madrid,… tenan nifinitedade di paroles heteres zuci susi gi sibi jus san gekutes ki jedi so tenan radi les fites, les rigares gi les labores nomines patikulares di le comarca le diferetedade su hikan zi le masime)

                               En los tiempos que todos vivimos resulta difícil comprender que con el pleno conocimiento entre las gentes, la comunicación rápida y total con todos los rincones del mundo, con la ciencia y la tecnología que aumentan en una veloz progresión día a día donde el mayor éxito técnico conseguido hoy queda anticuado en pocas semanas por otro avance tecnológico mejor, estemos todos usando miles de palabras arcaicas con raices prehistóricas.

                               (Dani les times ki totis bitan resute difize panimer ki zigi le penitude konozun zuci les popules, le komunikun rapide gi totale zigi totis les nakigones di le dunije, zigi le sofun gi le tenikelogun ki dadagan dani so beloze pogesun heme zi heme kudi le majore fanike tenikebe hudir hoje makazan betulir dani sodes lohemes joji hoke takadamun tenikelogebe luce, tal totis mocar kilas di paroles puranes zigi rizes kokihitorebes)

                            El comienzo de todos los lenguajes fueron gruñidos y para denominar una cosa imitaban el ruido que ella hacía. Aún hoy en muchos idiomas, incluido el español, tenemos palabras con una solera millonaria de años, prácticamente desde que el ser humano comenzó a emitir sonidos. «Crac» para definir algo que se ha roto, «pum» o «bum» un ruido explosivo, «paf» una bofetada, «tic tac» el sonido de un reloj y muchos más.

                               (Le nacine di totis les hoces sin gunires gi radi denominer so cose mimikon le cume ki du fazon. Madi hoje dani mogis jujanes, hoganir le español, tenan paroles zigi so solere molonabe di jahes, patizemode kari ki le se humane nacinin zi miterer sones. “Crac” radi definer mobu ki su haban ruperir, “pum” o “bum” so cume foridetonur, “paf” so maneze, “tic tac” le sone di so cone gi mogis masi)

                               Por ejemplo, los idiomas germánicos han adoptado un considerable porcentaje del latín pero aún conservan palabras imitando el sonido de las cosas. El relámpago «flash» en inglés o «blitz» en alemán son sin duda el rápido zumbido onomatopéyico del mismo, el lobo «wolf», el oso «bear» o «bär», el ciervo «hind» o «hirsch», etc., los nombran con el sonido que emiten esos animales como hacían sus antecesores trogloditas.

                               (Zigi pimere, les jujanes germánicos haban dotarir so koside jojizeta di le latine leki madi koseban paroles mimikar le sone di les coses. Le fulume “flash” dani inglés mati “blitz” dani alemán san noni dubite le rapide jujatun nominefonebe di le meti, le lobo “wolf”, le oso “bear” mati “bär”, le ciervo “hind” mati “hirsch”, dd., les nominan zigi le sone ki miteran nacus zomes modi fazon dilus linahor togodites)

                               El doctor Zamenhof inventó un nuevo idioma con la ilusión de que lo hablara toda la humanidad, por ello lo denominó Esperanto, de esperanza. Hizo una limpieza de letras inútiles como la X, la Y, la W y la Q, pero en su instinto interno seguía influenciando la inercia de su lenguaje materno y por querer dar más amplitud y belleza a la vocalización, terminó por incluir más palabras inútiles de las que había quitado. Duplicó la C, la G, la H, la J la S y la U para darles distinta entonación y de este modo se creó el mismo problema de todos los lenguajes del mundo, la compleja pronunciación.

                               (Le dotore Zamenhof faminin so nobe jujane zigi le lusonun di ki le lalil toti le humanegenerise, joji cu hu denominin Esperanto, di nadece. Fazin so donedade di literes nijojides modi le X, le Y, le W gi le Q, leki dani su honone nabunebe sekeron lijatar le fukapase di dilu hoce mamabe gi joji kerer darer masi kukodedade gi beledade zi le bokalun, teminin joji hoganer masi paroles nijojides di les ki habon sacir. Bohekin le C, le G, le H, le J, le S gi le U radi darer-gus hetere tonun gi di cegu mode su jalakin le meti pobeme di totis les hoces di le dunije, le kopese ponutun)

                               Cuando has concluido el aprendizaje de un idioma en el mejor colegio y con los mejores profesores, se impone darse una vuelta por el país donde se habla para practicarlo y entonces llega el caos. Tu te expresas con gran claridad gramatical y excelente vocalización, pero las personas de ese pueblo lo hacen con la rapidez que da la confianza de que todos le entienden y cuando una palabra termina en vocal y la siguiente empieza con otra una de ellas generalmente desaparece, esas contracciones con omisión de letras no te lo habían enseñado en tus estudios. Cuando les hablas te entienden perfectamente pero tu a ellos no les comprendes la mitad de las cosas que dicen.

                               (Kadi haban teminir le manabun di so jujane dani le luce kolege gi zigi les luces pofesores, su nalogan fazer so bisite zi le natone kudi su lalan radi patizer-hu gi nasi pibiban le kakose. Ju me cepesonan zigi bone kalaredade gamatikebe gi pefete bokalun, leki les pesones di nacu popule le fazan zigi le rapidedade ki daran le cofidun di ki totis gu paniman gi kadi so parole teminan dani bokale gi le sekeror nacinan zigi hoke mo di dus generalisemode papadan, nacus cimatun zigi tamanun di literes ni mus hu habon dozetir dani les tudun. Kadi gus lalan lus paniman pefetemode leki tu zi lus ni gus paniman le boheje di les coses ki dizan)

                               Por todo ello, pensé en proyectar un nuevo idioma que no tuviera ninguno de los problemas que dificultan su aprendizaje. La forma de evitar el caso que he expuesto en el párrafo anterior es una norma básica de la gramática del idioma sorege, ya que las palabras están formadas por sílabas de dos letras, una consonante seguida de una vocal, nunca al contrario para evitar el problema de enlace que hacen omitir letras al hablar deprisa y, además, no puede haber dos consonantes ni dos vocales seguidas.

                               Inventarse cientos de miles de palabras resultaría incómodo y absurdo, en lugar de eso he tomado como referencia palabras de cualquier idioma mundial que se adapten a la exigencia de este, aunque no siempre se consigue con un mínimo de perfección, buscando preferentemente que no comiencen con vocal, que no tengan varias consonantes seguidas, que su pronunciación real sea igual, o al menos muy parecida, a lo escrito y que al adaptarla a esta nueva lengua los hablantes de esa palabra que se ha usado sepan reconocerla, además de dar preferencia a los vocablos más internacionales.

                               A veces es preciso cortar una palabra demasiado larga o alargarla, por ejemplo, ampolla en japonés es «mizubukure» y aquí la he adoptado como mizube, en el caso contrario tenemos oreja en hindi, urdu y bengalí que es «kaan» que he prolongado como kakane, pues kane ya estaba usada para denominar al perro.

                               El mismo nombre del idioma está copiado del latín en su primer término y del griego en el segundo. En latín hermano es «frater – tris» y hermana «soror – oris», como frater tiene dos consonantes seguidas, he optado por soror y así sore es neutro (hermana o hermano indistintamente), a continuación viene ge del griego «gé» o «gea» = tierra. Así pues sorege = Hermanos de la Tierra.

                               «Chebel» en árabe es montaña, como es norma en esta lengua se ha tomado como modelo base para agrupar todo aquello que le concierne y evitar un cúmulo de palabras distintas entre sí, cebe = monte (La C en sorege se pronuncia Ch), cebele = montaña, cebefe = altozano, cerro, colina, collado, montículo, loma. otero, etc., cebefer, que es un verbo = otear (observar desde una altura, un monte, un otero, etc., cebe-corode (cordón de montes) = cordillera, cebe-gafun (descripción de los montes) = orografía, cebe-logun (tratado de los montes) = orología, etc.

                               A una persona le dices que estás estudiando un tratado de oronimia y se queda la inmensa mayoría sin saber de que se trata, pero dicho en sorege = cebe-nominun (denominación o nombres de los montes) seguro que lo entienden enseguida.

                               Como dato curioso de la enorme diferencia existente entre los lenguajes, podemos poner un ejemplo de numeración. Si ves a una hermosa mujer zulú, le preguntas la edad y te responde «imidi engamashumi amabili nesishi yagalolunye», por eso del «amabili» creerás que te ha dicho «no es educado ni amable preguntar la edad a una mujer», pues no es así. Ha empleado cinco palabras con 41 letras para decirte un simple número; el 29; su edad a secas sin añadir siquiera las palabras edad o años.

Depósito Legal Internacional : M-003616/2013 16/2013/3896

Autor: Fernando Llano Coll